Roseta Mauri

Fundación

La Fundació Teatre Fortuny nace como un instrumento capaz de consolidar y estimular las diversas tareas de divulgación y promoción cultural que, paralelamente a la programación de espectáculos, se desarrollan en el Teatro

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Gracias a:
Diputació Tarragona – Ajuntament de Reus – Generalitat de Catalunya
Medio colaborador:
Canal Reus TV

Colaboradores:

Royal Academy of Dance – Compañía Nacional de Danza – ADAM, Asociación de la Danza y Arte del Mediterráneo – Royal Danish Ballet – ENDANZA Valencia – Valencia Dancing Forward – Barcelona Dance Center – Ballet Ruso de Barcelona

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El Círcol – El Barato – Patronat Municipal de Turisme i Comerç de Reus – Borges – Tecnol  – Viena –  Fruites i Verdures Cal Pere – Ticnova – Colnatur

 

Roseta Mauri

Más conocida como la bailarina de Fin d’arabesque (1877) o Danseuse sur la scène (1878) de Edgar Degas, Rosita Mauri fue una de las bailarinas principales de Europa y una de las favoritas de los círculos artísticos de su época debido a su virtuosismo, personalidad fascinante y tenacidad.

Isabel Amanda Rosa Mauri Segura (1849-1923) fue la hija de un maestro de ballet y coreógrafo de Reus, Pere Mauri —aunque nació en Palma de Mallorca, siempre hizo gala de sus orígenes reusenses—. Inició su carrera bajo la tutela de su padre. En 1870 entró en el cuerpo de baile del Teatro Principal de Barcelona, y después de emprender una gira por Hamburgo, Milán, Viena, Roma y Berlín y formarse con prestigiosos maestros como el coreógrafo belga Henri Dervine en el Teatro del Liceu, fue nombrada bailarina principal del Teatro Principal.
Dio el gran salto de su carrera en 1877 bailando en la Scala de Milan, donde captó la atención de Charles Gounod. El compositor francés persuadió al Ballet de la Ópera de París para que la contrataran, una año después estrenó el ballet de la ópera Polyeucte con la compañía francesa.

Desde entonces se convirtió en una de las estrellas del ballet de la Ópera de París, estrenando papeles como Yvonette del ballet La Korrigane (1880), Gourouli de Les deux pigeons (1886), ambos del coreógrafo Louis Mérante o L’étoile (1887) de J. Hansen. También bailó en ballets de óperas como El Cid (1885) de Jules Massenet, en el que se creó un papel especialmente para ella. Sus interpretaciones de algunos ballets crearon escuela como es el caso de Sylvia de Mérante con música de Léo Delibes. Después de retirarse de los escenarios enseñó, entre 1898 y 1920, a futuras generaciones de bailarines en la escuela de la Ópera de París. Cuando murió en 1923 fue enterrada en el cementerio de Montparnasse.